A los Escorcia González
Una colaboración por favor:
Pasadas las fiestas de Navidad, entrados ya en el 2008, paso a escribir algo que deseaba hacer desde antes de las navidades, pero que me he estado conteniendo para no perderme en el elogio fácil o en la crítica agria.
Admiro de todo corazón a todas las personas que pusieron en funcionamiento este blog. No es la primera vez que lo digo, pero tampoco será la Última. No por abundancia de cariño tiene que romperse el corazón, sino más bien por todo lo contrario.
Admiro a mi familia por estar siempre ahí. No los tengo de forma directa, pero están en mi, de una manera o de otra. El recuerdo de todos ustedes me da unas energías imposibles de calcular en su cuantía y en su valor sentimental. Amo esta vida porque a pesar de no tenerlos, los tengo, porque aunque no les vea, los veo. Yo les siento mucho y creo y deseo que eso sea recíproco.
Este año he hecho un esfuerzo enorme por cumplir uno de los sueños de mi vida, desde cuando Papi nos paseaba de pequeños por las calles altas de Barranquilla. No lo hice antes porque no pude o porque en esta vida se tienen que dar muchas cosas a la vez para tener más ánimos o más voluntad o más suerte. Recuerdo que cuando pude compré la esquina de Soledad, y también cuando pude me embarqué en el apartamento de Mirador de El Porvenir.
Todos los que han tenido algún problema en su vida, por muy mínimo que haya sido deben entender que meterse en una compra de un apartamento o de una casa es algo todavía más complicado. Pero que carajo. Por fin la tenemos ¡!!! Por fin la tienes Papi ¡!!! Por fin Mami!!! vuelves a tener una casa, y aunque no la puedas disfrutar en toda su extensión, debes saber que a Papi le gusta y que a todos los que la han visto también les ha maravillado. No es la casa de los sueños, podría ser mejor, está claro. Pero es la que podía comprar hoy en día la que brindó la oportunidad de mi vida.
Cuando compré el apartamento lo hice pensando básicamente en Jacke, Montse y Nuria, y en Luis, Jair y Jordi. Soledad estaba bien, pero se había convertido en un chismorreo constante y apenas había oportunidades de progresar para los hermanos menores. Decidí inclinarme por el apartamento para intentar ayudar a mis hermanos a que evolucionaran, tanto su faceta personal como profesional. Algunos no pudieron subirse al carro, por lo que fuera. Y los que lo hicieron bien que lo aprovecharon.
Estoy orgulloso y contento de ver a las tres mujeres felizmente casadas, gozando de sus avances, con maridos mucho mejor de lo que quizás hubieran podido conseguir en Soledad.
Esa casa, la de la 85, ha sido comprada con la ilusión de ver a Papi motivado, sin subir escaleras, más reposado en la tierra, y saber que el la valorará al máximo. Pero está comprada, sobre todo, para unir, para juntarnos, no para separarnos. Y es la casa de mis Viejos, pero también de todos los que la respeten y los que especialmente respeten a Papi y a Mami.
Mi hijo Nicolás recuerda con los ojos brillantes el apartamento, la habitación donde se metían todos los primos, y también el apartamento de su tío Jesu donde descubrió los panecitos, y donde cabíamos un montón. Ahora me dice: Cuando vamos papi? Quiero ir papi, en la casa grande iría más gente y sonríe.
Igual que esta página web es la página de todos, la casa de la 85 también da la bienvenida a todos.
Pero especialmente a mis hermanos/as, a los que trabajan, a los que no pasan tanto trabajo porque gozan de la dicha de tener una entrada monetaria y maridos/mujeres que se ganan bien la vida, quiero pedirles el favor que NO ME DEJEN SOLO en esta lucha. Yo no les he dejado nunca hasta ahora. COLABOREN con lo que sea, pero háganlo. Ya sé que a algunas les cuesta hasta meterse en la web, que es gratuita, para poner unas cuantas líneas, y seguro que no tienen más trabajo que yo. Pero tomen conciencia de que Mami necesita de unas pocas cosas. Ella ya no necesita joyas ni ropas de luces, ni mucho menos quiere ir de viaje, ni a un restaurante, ni mucho menos aspira a una cirugía plástica, ni un teléfono de última generación, ni un carro nuevo. No, nada de eso. Necesita poca cosa. Su comida no es japonesa, son unas latas de Ensure; su perfume no es lo último de Channel, sino unas pomadas; su ropa interior no es de Fiori ni de Chamela, son pañales, pañales, léanlo bien. Sólo pido un pequeño sacrificio. Pronto Mami Dorme nos dejará y entonces no hará falta pedirles nada, se los prometo. Pueda que hasta me traiga a Papi conmigo, si él quiere, y yo no necesitaría pedirles nada ni ustedes necesitaran sacrificarse de nada.
Por un Año lleno de Salud y de Prosperidad. De Paz, mental y física. De esfuerzos y de Risas.
Con AMOR, Dago ...